A medida que crecen los centros de cirugía, los pacientes están pagando con sus vidas
La cirugía fue bien. Los doctores que la atendían se fueron. Cuatro horas después, Paulina Tam comenzó a jadear por falta de aire.
Una hemorragia interna le estaba bloqueando la tráquea: era de las posibles complicaciones tras la cirugía de columna vertebral a la que había sido sometida.
Pero un informe de Medicare en el que se evalúa la situación indica que ninguno de los que estaban de guardia esa noche en el centro de cirugía del norte de California sabía qué hacer.
En medio en desesperación, una enfermera hizo algo impensable en un centro de salud.
Llamó al 911.
Según el informe, una ambulancia llevó a Tam a la sala de emergencias; pero la mujer, de 58 a~nos y madre de tres hijos, llegó sin vida.
Si a Tam la hubieran operado en un hospital, un procedimiento relativamente simple podría haberle salvado la vida.
Pero al igual que cientos de miles de pacientes cada a~no, Tam acudió a uno de los más de 5,600 centros de cirugía que hay en el país.
Estos centros comenzaron a funcionar hace casi 50 a~nos como alternativas de bajo costo para cirugías menores. Ahora superan en número a los hospitales, ya que los reguladores federales han aprobado una gama cada vez mayor de procedimientos ambulatorios en un esfuerzo por reducir los costos federales de atención médica.
Miles de veces al a~no, estos centros llaman al 911 cuando los pacientes experimentan complicaciones que pueden ser desde menores hasta fatales. Pero se desconoce el número de personas que muere como consecuencia de estas complicaciones porque no existe un reporte oficial a nivel nacional. Una investigación realizada por Kaiser Health News y USA TODAY Network ha descubierto que más de 260 pacientes han muerto desde 2021 en el país después de ser sometidos a una cirugía ambulatoria. Decenas de personas, incluyendo ni~nos de tan solo 2 a~nos, fallecieron luego de operaciones de rutina, como colonoscopías y extracción de amígdalas.
Los periodistas examinaron informes de autopsias, presentaciones legales y más de 12,000 documentos de inspecciones estatales y de Medicare, y entrevistaron a docenas de médicos, expertos en políticas de salud y pacientes, en toda la industria, para llevar a cabo la investigación más exhaustiva que se ha hecho de estos archivos hasta la fecha.
Esto es lo que la investigación reveló:
- Los centros de cirugía han ido ampliando sistemáticamente sus servicios ofreciendo cirugías cada vez más riesgosas. Al menos 14 pacientes murieron después de complejas cirugías de columna como las que los reguladores federales de Medicare aprobaron recientemente para estos centros. Pero si es cierto que el riesgo de efectuar tales cirugías fuera de un hospital puede enorme, también lo es la recompensa. Los médicos que son due~nos de una parte del centro pueden ganar sus propios honorarios y una porción del costo, una suma significativa para operaciones que pueden alcanzar los $100,000 o más.
- Para proteger a los pacientes, Medicare requiere que estos centros de cirugías establezcan un acuerdo con un hospital local adonde llevar a los pacientes cuando surjan emergencias. Pero en las zonas rurales, los centros pueden estar a 15 millas o más de un hospital. Incluso cuando el hospital está cerca, pueden pasar de 20 a 30 minutos entre la llamada al 911 y el arribo a una sala de emergencias.
- Se acusa a algunos centros de pasar por alto problemas de salud de alto riesgo para tratar a pacientes que, según los expertos, deberían ser operados solo en hospitales. Al menos 25 personas con afecciones médicas subyacentes murieron minutos o días después de salir de uno de estos centros. Los casos incluyen a una mujer de Ohio con la presión arterial fuera de control, un hombre de West Virginia de 49 a~nos que estaba en lista de espera para un trasplante de corazón, y varios ni~nos con apnea del sue~no.
- Algunos centros quirúrgicos arriesgan la vida de los pacientes escatimando en capacitación o equipos que salvan vidas. Otros envían a los pacientes a casa antes que se recuperen por completo. En camino a sus hogares, familiares en Arkansas, Oklahoma y Georgia descubrieron que sus seres queridos no estaban dormidos, sino al borde en muerte. Los centros de cirugía han sido criticados en casos en los que el personal no tenía las herramientas para abrir la vía aérea de un paciente o carecían del conocimiento necesario para salvar a un paciente de una hemorragia letal.
La mayoría de las operaciones realizadas en centros quirúrgicos se efectúan sin problemas. Está claro que la cirugía conlleva riesgos, sin importar en dónde se haga. Algunos centros cuentan con equipos de última generación y personal altamente capacitado que está bien preparado para manejar emergencias.
Pero Kaiser Health News (KHN) y USA TODAY Network encontraron más de una docena de casos en los cuales la ausencia de personal capacitado o la falta de equipo de emergencia adecuado parece haber puesto a los pacientes en peligro.
Y en casos similares a los de Tam, a los pacientes de cirugía en columna vertebral superior se les ha enviado a casa demasiado pronto, con el riesgo de asfixia inminente.
En 2008, un padre de tres hijos de Oregon, de 35 a~nos, comenzó a asfixiarse, golpeando el techo del automóvil con frustración mientras su esposa lo llevaba a un hospital. En 2011, un hombre de Dallas se desplomó en brazos de su padre mientras esperaban una ambulancia. Otro hombre de Oregon sintió que se quedaba sin aire en la sala de estar de su hogar la noche después de su cirugía de columna vertebral, en 2021. Un hombre de San Diego comenzó a jadear “como un pez”, en palabras de su esposa, mientras esperaban una ambulancia el 28 de abril de 2021.
Ninguno de ellos sobrevivió.
El paciente de cirugía espinal, McArthur Roberson, de 60 a~nos, perdió más de un litro de sangre durante la operación y luchó por respirar después en cirugía, afirmó su familia en la demanda legal. Murió camino a casa.
El doctor Daniel Silcox, cirujano de columna vertebral de Atlanta y testimonio experto en familia en la demanda, dijo que si “se le hubiera mantenido en observación en un hospital durante la noche, su muerte no habría ocurrido”.
El centro quirúrgico se eximió de culpa en el caso que se cerró con un acuerdo confidencial en 2021.
Muchos en el campo de la salud, desde médicos hasta compa~nías de seguros privadas y Medicare, han descartado que la enorme cantidad de muertes se deba a errores que escapan al control de los médicos.
Los periodistas de USA TODAY Network y KHN contactaron a 24 médicos y administradores de centros quirúrgicos para preguntarles sobre la muerte de pacientes, pero ninguno respondió a la pregunta sobre qué fue lo que salió mal, citando leyes de privacidad de los pacientes o derivando a los reporteros a los abogados. En respuesta a demandas en todo el país, los centros de cirugía han argumentado que las complicaciones fatales se encuentran entre los resultados conocidos de dichas cirugías. Dos centros culparon a los pacientes fallecidos por negligencia.
Bill Prentice, director ejecutivo en Asociación de Centros de Cirugía Ambulatoria, se negó a hablar sobre casos individuales, pero dijo que no ha visto datos que demuestren que los centros sean menos seguros que los hospitales.
“No hay nada peculiar o diferente en el modelo de un centro de cirugía que haga que la atención médica pueda ser más peligrosa que en cualquier otro lugar”, dijo Prentice. “El cuerpo humano es algo misterioso, y un paciente que ha cumplido con todos los protocolos posibles puede venir un día y le puede ocurrir algo inimaginable que no tiene nada que ver con la atención que se le ha brindado”.
Sin embargo, el doctor Kenneth Rothfield, miembro de la junta de directores de la Physician-Patient Alliance for Health & Safety, afirmó que muchos centros de cirugía y sus médicos se extralimitan sobre cuánto se puede hacer en los centros para pacientes ambulatorios.
“Es importante entender que los centros de cirugía no son hospitales”, dijo. “Tienen diferentes recursos, diferentes equipos”.
El crecimiento explosivo de los centros de cirugía, que reciben $4.1 mil millones al a~no de Medicare, se ha dado bajo circunstancias que algunos expertos médicos consideran indecorosas.
La ley federal permite que los médicos de un centro de cirugía, a diferencia de otros, envíen a sus pacientes a instituciones de las que ellos lucran, en lugar de a un hospital de servicio completo que esté más cerca. Esta práctica puede, en algunos casos, aumentar el riesgo para un paciente, pero duplica las ganancias del médico.
Prentice indicó que es bueno que los médicos sean due~nos de los centros de cirugía.
“Los médicos que ejercen allí son responsables de todo lo que sucede en ese centro desde el momento en que el paciente sale de su automóvil en el estacionamiento hasta el momento en que se va”, dijo.
Pero varios estudios han demostrado que los médicos de los centros de cirugía que son propietarios realizan operaciones con más frecuencia. Y en pleitos en todo el país, han sido acusados de tomar riesgos con sus pacientes.
Incluso algunos que se han ganado la vida en esta industria de los centros de cirugía han expresado su preocupación. El doctor Larry Teuber, neurocirujano de Dakota del Sur que trabajó como ejecutivo en la industria de centros quirúrgicos durante 22 a~nos, dijo que ha visto a los due~nos de estos centros realizar cirugías ortopédicas y espinales cada vez más complejas y lucrativas, socavando las ganancias de un hospital cercano en incremento en suya propia.
“Cuando estás ganando dinero haciendo [cirugías complejas] te encuentras en una pendiente ética resbaladiza”, dijo Teuber. “El dinero eclipsa todo”.
La historia
El primer centro de cirugía en los Estados Unidos se abrió en Phoenix, Arizona, en 1970, un lugar “metido entre las tiendas del vecindario y una iglesia Bautista”, donde por $90 se le podía practicar a un ni~no una incisión para aliviar la presión en el oído interno, según informó The Arizona Republic en aquella época.
Los doctores John Ford y Wallace Reed fueron los pioneros, quienes cuestionaron por qué los pacientes debían ser hospitalizados para someterse a cirugías menores.
Sacar estos procedimientos de los hospitales reduce el costo para los pacientes y para las aseguradoras porque los centros de cirugía no requieren el mismo nivel de personal ni de equipo para salvar vidas.
Medicare ayudó a impulsar la expansión de los centros cuando comenzó a pagar por las cirugías en 1982.
Luego, en 1993, el Congreso alentó a los médicos a abrir centros de cirugía al eximirles de la segunda Ley Stark, que impide a los médicos referir a sus pacientes a instituciones de las que son due~nos.
Al principio, los médicos-empresarios impulsaron el crecimiento al recomendar a sus pacientes que probaran los centros. Luego, al ver que perdían lucrativas cirugías, los hospitales comenzaron a comprar sus propios centros. El a~no pasado, el gigante de seguros UnitedHealth Group gastó $2,3 mil millones en la compra de una cadena nacional de centros quirúrgicos.
Los centros han sido bien aceptados entre los pacientes, que disfrutan de la comodidad y de una atención personalizada. Los médicos dicen que les gusta la facilidad para planear operaciones sin la posibilidad que cirugías de emergencia, inesperadas, modifiquen el calendario. Y los centros de cirugía han prosperado incluso cuando los hospitales luchaban para contener la propagación de infecciones.
En estos momentos existen 5,616 centros certificados por Medicare. La expansión se ha producido a pesar de las persistentes preocupaciones sobre la seguridad. En 2007, Medicare puntualizó que los centros quirúrgicos “no cuentan con los estándares de seguridad del paciente establecidos para los hospitales, ni se les exige tener el personal capacitado ni el equipo necesario para brindar una amplia atención médica… “Algunos procedimientos son “inseguros” para ser realizados a centros de cirugía, concluyó el informe.
Medicare recomendó a los centros transferir pacientes a hospitales cuando surjan emergencias. Pero solo un tercio de los centros quirúrgicos participan voluntariamente en esta iniciativa de reportar la frecuencia con que esto ocurre. En el a~no que finalizó en septiembre de 2021, los centros enviaron al menos 7,000 pacientes al hospital, según muestra un análisis de KHN de los datos de la industria de centros quirúrgicos. No todos sobreviven el viaje.
Ese fue el caso de James Long, de 56 a~nos, quien no tenía pulso cuando llegó una ambulancia al centro de cirugía de Colorado donde se había sometido a más de cinco horas de cirugía de columna inferior en 2021, según se establece a registros médicos del centro proporcionados al abogado de la familia.
El estado revisó el caso y no citó deficiencias. Jen Kenitzer, la administradora del Non-invasive Spine Institute, aseguró que el centro cuenta con “amplios procedimientos para responder rápida y apropiadamente” en caso de emergencia.
Sin embargo, los familiares de Long siguen preocupados por el caso.
“En el siglo 21 a Estados Unidos, ?un médico que opera a un paciente tiene que llamar al 911?”, exclamó Robin Long, su ex esposa, quien no demandó al centro. “Por favor… Es absurdo”.
Experiencia en emergencias
Los pacientes ingresan a hospitales con ataques cardíacos, heridas de bala y lesiones traumáticas. Allí, los médicos y las enfermeras se vuelven expertos en salvar vidas en casos de emergencia.
Los médicos de los centros de cirugía pueden llegar a ser expertos en los procedimientos que realizan con más frecuencia. Pero no siempre están preparados para afrontar una situación de crisis, de acuerdo con una revisión de los registros de Medicare y más de 70 demandas.
Los inspectores de salud que representan a Medicare han descubierto 230 fallos en equipos de rescate o en regulaciones de entrenamiento en centros quirúrgicos desde 2021.
Un centro en California tenía tanques de oxígeno vacíos. Otro que operaba a ni~nos en Arkansas no tenía un set de traqueotomía pediátrica para restaurar la respiración; a otro le faltaban las almohadillas desfibriladoras pediátricas para recuperar el ritmo cardíaco.
En una demanda en curso contra ella y el centro en donde ejerce, la anestesióloga Yoori Yim testificó que, el 23 de diciembre de 2021, no pudo encontrar el tubo de ventilación adecuado para salvar la vida de un paciente que había dejado de respirar.
Rekhaben Shah, de 67 a~nos, había ingresado al Oak Tree Surgery Center en Edison, Nueva Jersey, para una simple colonoscopía.
Yim intentó ayudar a Shah a respirar, sin mucho éxito. Desde el momento en que Shah dejó de respirar en la mesa de operaciones, pasaron 33 minutos hasta que un paramédico le insertó un tubo de respiración, de acuerdo con los registros médicos y de EMS.
Los paramédicos que respondieron a la llamada al 911 del centro tuvieron que usar un video GlideScope para ver dentro en garganta de la paciente, un equipo que el centro de cirugía no tenía, según el testimonio en corte.
Para entonces ya era demasiado tarde. A Shah se le retiró el soporte vital en un hospital cercano el día de Navidad.
Ni Yim ni el centro respondieron a las llamadas solicitando su comentario. En registros judiciales, un experto del centro quirúrgico dijo que las vías respiratorias de Shah estaban obstruidas y que se despejaron cuando llegaron los paramédicos. También indicó que el GlideScope no es obligatorio en Nueva Jersey, y que probablemente no habría hecho una diferencia. Embargo, un experto hablando en defensa en doctora Yim dijo que sus acciones habían sido las apropiadas y que si se hubiera encontrado un GlideScope en el centro, “tal vez no estaríamos discutiendo este caso”.
Cuando llegan los equipos de emergencia, los centros de cirugía no siempre están preparados para recibirlos.
En el caso de Yim, los paramédicos testificaron que ella se negó a alejarse de Shah y que les permitió intentar revivir al paciente.
En Florida, los paramédicos que acudieron a un centro de cirugía fuera del horario habitual de atención se encontraron con la puerta cerrada con llave mientras, adentro, un paciente respiraba con dificultad. El hombre de 55 a~nos permanece en estado vegetativo.
En 2021, los paramédicos llegaron al West Lakes Surgery Center en Iowa cuando el personal intentaba revivir a Reuben Van Veldhuizen, de 12 a~nos, después que experimentara complicaciones durante una amigdalectomía, según un informe de inspección de Medicare.
Un paramédico le dijo a los inspectores estatales que tuvo que preguntar quién estaba a cargo en resucitación del paciente. Nadie respondió, dice el informe.
El ni~no llegó al hospital 37 minutos después que el personal del centro de cirugía llamó al 911. Allí fue declarado muerto.
La familia presentó una demanda, alegando que el centro y el anestesiólogo se equivocaron al darle al ni~no un anestésico que conlleva una advertencia sobre el riesgo de paro cardíaco en ni~nos peque~nos. En las presentaciones judiciales que siguieron a la demanda, el centro quirúrgico y el anestesiólogo dijeron que la muerte de Reuben fue el resultado de “condiciones preexistentes, actos de terceros o condiciones sobre las cuales (los demandados) no tenían control ni responsabilidad”.
Sin embargo, los que demandan a los centros e investigan sus registros internos dicen que a menudo se observan demoras mortales en la atención.
Pedro Maldonado, de 59 a~nos, fue al Ambulatory Care Center en Nueva Jersey para que le hicieran un examen de diagnóstico del tracto gastrointestinal superior. El procedimiento duró siete minutos. Unos 10 minutos después, el paciente no daba se~nales de vida, según la demanda de su viuda.
Le tomó al personal del centro de cirugía 25 minutos más para comenzar la Reanimación Cardiopulmonar (CPR, en inglés), según la demanda que el abogado de Philadelphia, Glenn Ellis, presentó en nombre de la viuda de Maldonado. Pasaron otros 27 minutos antes que Maldonado ingresara en el servicio de emergencias, alega la demanda. Maldonado nunca recuperó la consciencia.
Durante una llamada telefónica, un administrador del centro se negó a comentar. En documentos legales, el centro negó las acusaciones de irregularidades.
“En un hospital, los médicos y las enfermeras… saben cómo van a responder”, dijo Ellis. “El personal a centros quirúrgicos caminan sobre una cuerda floja sin red de seguridad”.
Un círculo de atención
Mientras que el devenir de un hospital continúa durante toda la noche, algunos médicos de centros quirúrgicos trabajan en horarios de oficina. Eso significa que los pacientes cuyas cirugías terminan a última hora del día, a veces, se quedan al cuidado de una o dos enfermeras para estadías de hasta 23 horas. En algunos casos, los pacientes son enviados a casa y deben lidiar con las complicaciones por sí mismos.
Sondra Wallace fue al Surgery Center of Oklahoma a principios de 2021 para un procedimiento sinusal.
Después del procedimiento, los médicos vieron cómo bajaba su nivel de oxígeno en la sangre. Se dieron cuenta que había tenido una reacción a la anestesia y a las 2 pm le administraron un medicamento para revertir los efectos, según una demanda en curso presentada por su esposo.
Una hora después, la enviaron a casa junto con su esposo, Larry, dice la demanda.
Eran las 3 pm del viernes antes del fin de semana del Día de los Presidentes.
“Simplemente creo que tenían prisa por comenzar su fin de semana de tres días”, dijo su hija Casey Podoll.
Larry Wallace alega en la demanda que el centro no le advirtió que Sondra había tenido una reacción a la anestesia.
Wallace pensó que su esposa dormía en el asiento trasero mientras condujo por más de dos horas a través de los pastizales de Oklahoma, camino a casa. Cuando llegó, descubrió a su esposa fría en el asiento trasero. Fue declarada muerta en el Jackson County Memorial Hospital a las 6:30 pm de ese mismo día.
“No me dieron ninguna indicación… no me advirtieron de nada”, se quejó Podoll.
Para 2021, al menos 14 personas habían muerto apenas después de cirugías espinales realizadas en centros quirúrgicos, según la investigación de KHN/USA TODAY Network.